lunes, 25 de agosto de 2008
Los Puppys presentan a "Teto"
Hola, este es otro personaje, un poco más desarrollado, fue bautizado "Teto" mi gato. Voy a terminar de dibujar los otros y cuando esten listos, voy a hacer una pequeña historieta. Ya Meteoro me hizo el primer guión, así que espero tenerlos listo pronto.
sábado, 23 de agosto de 2008
Cardio
I do work a good cardio every once in a while. Thats right. Specially when you are a woman and try to look "professional", for us is worse because it means that we get to wear uncomfortable clothes plus heels. Nice. That would be ok, if I had a car...but I don´t. So I have to run to the bus stop and sit in a bus, (only God knows who thought about them?, but for sure that person does not ride in them) Get to work on time, looking cute with perfect hair and make up. Yeah I do work a good cardio every once in a while. I run more than 3 blocks in heels at 4:30 in the morning to catch the bus. I always feel my heart beating hard against my skin, sweat comes and goes,plus making sure that there isn´t something in the shadows ready to eat me. Isn´t all that the definition of cardio?? Oh well, tough break. Living so close to the cementery is a very different experience than before. The spirits that live among the wind always go whenever I go, but the concentration of magic near the cementery its too much sometimes, it crawls along your spine giving you goosebumps all over the place. Damn it. And still people wonder why they can´t sleep right or the misterious sounds around the house.Never open the door at night. Never say: "Come in" if you dont know who´s at the door. There are always things that we can not explain, so why go near them??At the time of my cardio, is always silent,the earth shakes with the power that the obscurity brings. Banshees run around trying to find a catch, very beautiful, very dangerous. Nothing can be too perfect,right? I just hold on real close to my umbrella and many times to my pentagram as well. Yeah, I do work a good cardio every once in a while. Care to join me??
martes, 19 de agosto de 2008
Meteoro Dueño del Universo #001
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lunes, 18 de agosto de 2008
PARANOIKID 001-2008
Bueno, sin mucho qué decir... espero sus comentarios!!! Tomen en cuenta que el chico acaba de "nacer" y aún está madurando...
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miércoles, 13 de agosto de 2008
puppys
Holaaaa!!!
Estos son mis primeros personajes, todavia no sé como los voy a llamar pero junto con Meteoro queremos hacer alguna especie de tira cómica, y aún no hemos definido que matiz van a tener, talvez algo macabros... jejeje. Ahí veremos que sale.
PARANOIKID
Hola tod@s!
Quiero presentarles este personaje que en un futuro estaré desarrollando en pequeñas entregas de dos o tres viñetas con las aventuras (o desventuras) que con el tiempo vayan surgiendo... Espero poder darle vida pronto en flash también.
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martes, 12 de agosto de 2008
Scion la Heredera: 4 - Scion y las Sombras
Las enormes puertas del castillo se abrieron y una brisa tan fría que erizaba la piel, bañó el cuerpo de Scion que estaba apenas protegido con un delgado vestido de seda azul, celeste y blanco. El frío era tan profundo que quedaría marcado por siempre en la memoria de esta joven. Frío que venía en las ráfagas heladas que jamás habían visto la luz del sol y otro frío, aún más intenso, que venía desde su interior, alimentado con la incertidumbre de aquella vida que se estaba lanzando a un mundo que no conocía, sin nada que la protegiera, sin una voz que la guiara. Scion miró a su alrededor un poco molesta. "Si vas a seguir hablándome, al menos podrías decirme la dirección que debo tomar." Sí, estaba molesta. Quizás esperaba no escucharme más una vez que hubiera dejado el castillo o que al menos la ayudara. Para ella era difícil comprender que mi labor era narrar su historia en forma constante, imparable, imparcial… pero jamás, jamás intervenir en ella. "¿Qué camino debo tomar?", preguntó haciendo caso omiso de mis últimas palabras. Era evidente que Scion estaba nerviosa y asustada. Frente a ella se extendían infinitas planicies cubiertas de rocas inertes, bañadas por una muy suave llovizna producto de la humedad eterna; y sobre todo, una oscuridad impenetrable que, poco a poco, se acercaba a la ceguera. Scion le prestó más atención a mi voz, pero mis palabras no le traían consuelo alguno ni le ofrecían la ayuda que ella tanto necesitaba.
Era tan complicado caminar en aquel valle oscuro cubierto de piedras, que una roca inestable cedió ante su peso y uno de sus pies sufrió una torcedura. "Ay…" Era la segunda vez que se caía en este día y decidió que el dolor no era su experiencia favorita. Con cuidado, masajeó su tobillo y cuando sintió que estaba en mejor forma, se quitó la otra zapatilla y decidió caminar descalza. Cuando Meteoro creó su vestuario y sus zapatos de zafiro, nunca pretendió que le sirvieran para moverse entre superficies tan irregulares. Tomó uno de sus zapatillas en cada mano y siguió caminando entre las piedras, algunas filosas, otras simplemente groseras contra la delicadeza de sus pies, pero al menos sentía que podía mantener el equilibrio, aunque el frío profundo subía por sus piernas y la ponía a temblar. Pero no se daría por vencido, no cuando finalmente estaba consiguiendo lo que tanto había deseado. Sin tener muy claro hacia donde se dirigía, empezaba a alejarse del castillo en una misma dirección. Tal vez lo hacía por instinto, tal vez por casualidad, pero lo cierto era que el castillo donde hasta ahora había vivido estaba en el centro del Valle de Sombras y cualquier camino que tomara en línea recta la llevaría a las afueras y, por consiguiente, a otros reinos donde se pudiera ver la luz del sol. Evidentemente Scion me había escuchado, porque una suave sonrisa se acababa de dibujar en su rostro mientras su mirada se cubría de luminosa esperanza.
Un nuevo tropiezo y esta vez cayó aparatosamente, lastimándose un brazo contra el filo de una roca, pero al menos alcanzó a protegerse la cabeza suavizando el golpe. Aún así, quedó mareada y rápidos destellos rodearon su mirada. Pestañeó varias veces pero la única luz que veía eran aquellos reflejos que venían desde el interior de su mente, la oscuridad absoluta se había apoderado de sus ojos y no los quería liberar. Se los restregó y aún nada. La ceguera sin duda puede atemorizar a cualquiera, más a un ser tan joven que de lo único que siempre había estado segura era de sus sentidos. "No. No. No. ¡No!" Miedo. Un profundo miedo era lo que sentía Scion en este momento en que se consumía en la oscuridad absoluta. "No, tengo que calmarme. Es por el golpe, ya va a pasar." Respiró hondo y se sentó en el suelo con los ojos cerrados, esperando que la luz de su mirada volviera al recuperar la cordura. Abrió los ojos y el negro absoluto que la rodeaba seguía ahí… pero era diferente…
Negro sobre negro sobre negro sobre negro. Capas de oscuridad ligeramente diferentes entre sí se sobreponían con vida propia; danzaban a su alrededor en un baile primitivo, ritual, delirante. Scion agitó un brazo y varias de estas capas se hicieron al lado mientras dejaban escapar un sonido gutural. "¡Están vivas!" Como pudo, Scion se levantó y trató de correr, pero más capas de sombras negras la rodearon, moviéndose en círculos alrededor de ella, rozándola ligeramente con su aire áspero y desagradable. Armándose de valor, Scion les habló. "Soy Scion, emisaria de Meteoro, Dios de las Rocas que Caen. Apártense de mi camino que estoy en una cruzada divina…" No pudo terminar su discurso porque un sonido metálico y áspero, ligeramente parecido a la risa, escapó de entre las sombras, mientras más capas de esta profunda oscuridad se acercaban y engrosaban aquel muro oscuro que no la dejaba escapar. "¿Es que no tienen temor de mi Dios?" En respuesta, una capa negra tapó su boca, cubriéndola con fría oscuridad y sofocando cualquier intento de fuga. Como pequeñas espinas, Scion sintió que las sombras se clavaba en su piel, que enfriaban su cuerpo desde el interior en un intento por arrebatarle la vida. Las fuerzas la comenzaban a abandonar, el aire que respiraba por la nariz se volvía denso como el agua y ya no llenaba sus pulmones como debía. Nuevas luces brotaron en su mente, en esta ocasión anunciando que la inconciencia estaba por llegar. En un movimiento desesperado, tomó una de las zapatillas de zafiro que estaba el suelo y la agitó contra las sombras, pero estos seres inmateriales no sintieron nada. Otro movimiento brusco y estrelló la zapatilla contra la otra que aún estaba en el suelo y provocó un ligero destello azulado que se convirtió en gritos de dolor de aquellas criaturas que salieron espantadas entre gemidos y maldiciones lanzadas en un idioma desconocido. Con los ojos bien abiertos, Scion vio como la ligera claridad de la noche eterna regresaba. Aún temerosa, tomó las dos zapatillas entre sus manos y las volvió a chocar provocando una nueva chispa color zafiro. Las sombras se había ido, llevándose consigo la tranquilidad de Scion. A como pudo, siguió su camino, preguntándose si aquellas criaturas la volverían a atacar. "¡No!", dijo con tono de reclamo, "no van a volver." En forma continua y pausada, empezó a golpear sus zapatillas. "Una chispa, dos chispas, tres chispas. No van a volver, no van a volver, no van a volver."
Siga leyendo...
Era tan complicado caminar en aquel valle oscuro cubierto de piedras, que una roca inestable cedió ante su peso y uno de sus pies sufrió una torcedura. "Ay…" Era la segunda vez que se caía en este día y decidió que el dolor no era su experiencia favorita. Con cuidado, masajeó su tobillo y cuando sintió que estaba en mejor forma, se quitó la otra zapatilla y decidió caminar descalza. Cuando Meteoro creó su vestuario y sus zapatos de zafiro, nunca pretendió que le sirvieran para moverse entre superficies tan irregulares. Tomó uno de sus zapatillas en cada mano y siguió caminando entre las piedras, algunas filosas, otras simplemente groseras contra la delicadeza de sus pies, pero al menos sentía que podía mantener el equilibrio, aunque el frío profundo subía por sus piernas y la ponía a temblar. Pero no se daría por vencido, no cuando finalmente estaba consiguiendo lo que tanto había deseado. Sin tener muy claro hacia donde se dirigía, empezaba a alejarse del castillo en una misma dirección. Tal vez lo hacía por instinto, tal vez por casualidad, pero lo cierto era que el castillo donde hasta ahora había vivido estaba en el centro del Valle de Sombras y cualquier camino que tomara en línea recta la llevaría a las afueras y, por consiguiente, a otros reinos donde se pudiera ver la luz del sol. Evidentemente Scion me había escuchado, porque una suave sonrisa se acababa de dibujar en su rostro mientras su mirada se cubría de luminosa esperanza.
Un nuevo tropiezo y esta vez cayó aparatosamente, lastimándose un brazo contra el filo de una roca, pero al menos alcanzó a protegerse la cabeza suavizando el golpe. Aún así, quedó mareada y rápidos destellos rodearon su mirada. Pestañeó varias veces pero la única luz que veía eran aquellos reflejos que venían desde el interior de su mente, la oscuridad absoluta se había apoderado de sus ojos y no los quería liberar. Se los restregó y aún nada. La ceguera sin duda puede atemorizar a cualquiera, más a un ser tan joven que de lo único que siempre había estado segura era de sus sentidos. "No. No. No. ¡No!" Miedo. Un profundo miedo era lo que sentía Scion en este momento en que se consumía en la oscuridad absoluta. "No, tengo que calmarme. Es por el golpe, ya va a pasar." Respiró hondo y se sentó en el suelo con los ojos cerrados, esperando que la luz de su mirada volviera al recuperar la cordura. Abrió los ojos y el negro absoluto que la rodeaba seguía ahí… pero era diferente…
Negro sobre negro sobre negro sobre negro. Capas de oscuridad ligeramente diferentes entre sí se sobreponían con vida propia; danzaban a su alrededor en un baile primitivo, ritual, delirante. Scion agitó un brazo y varias de estas capas se hicieron al lado mientras dejaban escapar un sonido gutural. "¡Están vivas!" Como pudo, Scion se levantó y trató de correr, pero más capas de sombras negras la rodearon, moviéndose en círculos alrededor de ella, rozándola ligeramente con su aire áspero y desagradable. Armándose de valor, Scion les habló. "Soy Scion, emisaria de Meteoro, Dios de las Rocas que Caen. Apártense de mi camino que estoy en una cruzada divina…" No pudo terminar su discurso porque un sonido metálico y áspero, ligeramente parecido a la risa, escapó de entre las sombras, mientras más capas de esta profunda oscuridad se acercaban y engrosaban aquel muro oscuro que no la dejaba escapar. "¿Es que no tienen temor de mi Dios?" En respuesta, una capa negra tapó su boca, cubriéndola con fría oscuridad y sofocando cualquier intento de fuga. Como pequeñas espinas, Scion sintió que las sombras se clavaba en su piel, que enfriaban su cuerpo desde el interior en un intento por arrebatarle la vida. Las fuerzas la comenzaban a abandonar, el aire que respiraba por la nariz se volvía denso como el agua y ya no llenaba sus pulmones como debía. Nuevas luces brotaron en su mente, en esta ocasión anunciando que la inconciencia estaba por llegar. En un movimiento desesperado, tomó una de las zapatillas de zafiro que estaba el suelo y la agitó contra las sombras, pero estos seres inmateriales no sintieron nada. Otro movimiento brusco y estrelló la zapatilla contra la otra que aún estaba en el suelo y provocó un ligero destello azulado que se convirtió en gritos de dolor de aquellas criaturas que salieron espantadas entre gemidos y maldiciones lanzadas en un idioma desconocido. Con los ojos bien abiertos, Scion vio como la ligera claridad de la noche eterna regresaba. Aún temerosa, tomó las dos zapatillas entre sus manos y las volvió a chocar provocando una nueva chispa color zafiro. Las sombras se había ido, llevándose consigo la tranquilidad de Scion. A como pudo, siguió su camino, preguntándose si aquellas criaturas la volverían a atacar. "¡No!", dijo con tono de reclamo, "no van a volver." En forma continua y pausada, empezó a golpear sus zapatillas. "Una chispa, dos chispas, tres chispas. No van a volver, no van a volver, no van a volver."
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sábado, 9 de agosto de 2008
Tercer Boceto de "Meteoro Owns the Universe"
Por más que trato de hacer algo caricaturizado para que me tome menos tiempo cuando ya haga el webcomic en serio, siempre me terminan saliendo mejor la versión más realista... bueno, le estoy poniendo los ojos amangados para tener algo de estilización. Creo que voy a optar por esta línea después de todo. El próximo boceto va a ser Meteoro en su armadura, a ver cómo queda.
Segundo boceto de "Meteoro Owns the Universe"
Este es el segundo boceto de Meteoro. Quería hacerlo caricatura así que lo hice en una proporción de 1x4 (o sea, la cabeza cabe 4 veces en el cuerpo) pero se ve como un gnomo :-( En todo caso, el traje creo que está más cerca de lo que quiero. Usé referencias de internet, por supuesto, jeje. El escudo está mucho mejor también, ahora está más balanceado.
viernes, 8 de agosto de 2008
Scion la Heredera: 3 - Scion y su Creador
Una puerta puede ser grande, puede ser enorme, puede ser tan monumental que su altura se pierda entre las nubes y vaya tan lejos como las estrellas. Así era la majestuosa puerta que conducía al Salón del Trono desde donde Meteoro reinaba en su Valle de Sombras, donde no había un solo súbdito, ni siquiera una hierba que pudiera venerar su presencia. En un momento de sobrecogimiento, Scion se detuvo frente a la puerta y respiró hondo. Estaba a punto de encontrarse con su creador, el ser que le había dado vida, el único padre que podría conocer jamás. "¡Haz silencio! Me pones nerviosa," dijo Scion mirando hacia atrás esperando que yo la escuchara y siguiera sus indicaciones. Lo que ella no sabía es que si detenía el relato, debería esperar eternamente para que algo sucediera en su historia; así que preferí no obedecerla. En fin, armándose de valor, Scion empujó la puerta y esta se deslizó suavemente como si no pesara nada. Como si la estuviera esperando, Meteoro estaba sentado en una enorme piedra oscura y rojiza, que parecía haber sido moldeada con lava para conformar un trono digno de su poder.
"¿A qué debo tu visita?" Preguntó Meteoro con una mirada irónica. "Te di carta blanca para recorrer el castillo a tu antojo, no deberías interrumpirme a menos que hubieras descubierto alguna manera de entretenerme."
Scion lo vio a los ojos y casi de inmediato bajó la mirada. Un hormigueo recorrió su espalda ante el temor que la abrumaba. Frente a ella estaba aquel dios, casi dos veces su tamaño, listo para juzgar si había valido la pena ser interrumpido. "Yo solo… yo solo quería hacer una petición."
Con marcado sarcasmo, Meteoro sonrió. "¿Y por qué yo, Meteoro, Dios de las Rocas que Caen, he de escuchar la petición de un juguete? Deberías estar agradecida con que no te haya vuelto polvo cuando me aburrí de ti."
Aún sin atreverse a levantar la mirada, Scion cayó de rodillas en un gesto de súplica, extendiendo sus brazos hacia delante, venerándolo, haciendo su mejor esfuerzo para que él la escuchara. "Sí lo estoy, mi Dios, estoy agradecida con la oportunidad que usted me dio de seguir con vida. Pero…"
"¿Pero?" Meteoro levantó una ceja mientras se inclinaba hacia delante en su Trono, intrigado por el atrevimiento de esta pequeña criatura.
"Quiero dejar su castillo, quiero viajar más allá del Valle de Sombras y conocer otras personas como yo. Quiero poder conversar con quienes escriben esas maravillosas canciones que oigo cuando me asomo por el balcón. Quiero saber como se siente el sol en mi piel y respirar el aroma de los pinos y hundir mis pies en el agua fresca de un manantial. Le agradezco que me haya dado la vida, pero ahora quiero más, quiero vivirla y sentirla y amarla…"
Meteoro se levantó de su trono y se acercó hacia esta pequeña pero demandante criatura. Con un gesto severo se detuvo junto a ella y la observó detenidamente, mientras ella cerraba los ojos esperando ser consumida por un mar de lava. Finalmente, Meteoro dejó escapar una sonora carcajada que retumbó en cada uno de los rincones de su enorme castillo. "Curiosa criatura, eres el ser más extravagante que mis manos hayan creado. Quieres vivir y pones tu vida en mis manos al hablarme con semejante falta de respeto. Quieres, quieres, quieres… ¿Cómo te atreves? Deberías estar besando el piso por el que camino, esculpiendo obras que hicieran brillar mis ojos, creando historias que me hicieran soñar. No has cumplido con ninguno de mis deseos y aún así te atreves a exigirme tu libertad."
Scion levantó su mirada y la sostuvo ante los ardientes ojos de Meteoro, rojos como la lava y fulgurantes como las estrellas. "Mi intensión no ha sido nunca faltarle el respeto. Usted me dio la vida y se lo agradezco. También estoy agradecida porque usted me ha dejado seguir viviendo. Pero cuando usted me bendijo con esta existencia, también me iluminó con el deseo de experimentar y aprender. Usted creó esta curiosidad que grita desde lo más profundo de mi ser. Usted es quien me ha impulsado para llegar a este momento y por eso vengo ante usted para que me permita vivir o me arrebate el aliento que nunca debí haber tenido." Nuevamente, la joven criatura bajó la cabeza y volvió a cerrar los ojos. Nada que dijera podría cambiar lo que ya estaba por suceder.
"Atrevida." Meteoro la estudió mientras ladeaba el rostro para poderla ver por todos sus ángulos. "Jamás un juguete me ha hablado de semejante manera. Mi talento para dar vida debe estar mejorando, porque realmente has logrado lo que ninguno de los otros pudo. Me has sorprendido." El Dios de las Rocas que Caen la tomó por los cabellos y la levantó como si no pesara nada hasta ponerla de pie. Su brusquedad no pasó desapercibida, pero ¿qué más se le podía pedir a quien siempre ha hecho su voluntad? "Si quieres tu libertad, la tendrás, pero serás mi emisaria, mi sacerdotisa y llevarás mi mensaje a las tierras que están más allá de las fronteras del Valle de Sombras y le enseñarás a otros a temerme, a desear mi bendición, a venerarme desde lo lejos porque no existe otro Dios en este mundo como Meteoro. ¿Me escuchas bien? Tu libertad tiene un precio, ¿estás dispuesta a pagarlo?"
Los enormes ojos azules de Scion brillaron con luz propia mientras sonreía quizás por primera vez. "¡Sí! ¡Estoy dispuesta!"span>
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"¿A qué debo tu visita?" Preguntó Meteoro con una mirada irónica. "Te di carta blanca para recorrer el castillo a tu antojo, no deberías interrumpirme a menos que hubieras descubierto alguna manera de entretenerme."
Scion lo vio a los ojos y casi de inmediato bajó la mirada. Un hormigueo recorrió su espalda ante el temor que la abrumaba. Frente a ella estaba aquel dios, casi dos veces su tamaño, listo para juzgar si había valido la pena ser interrumpido. "Yo solo… yo solo quería hacer una petición."
Con marcado sarcasmo, Meteoro sonrió. "¿Y por qué yo, Meteoro, Dios de las Rocas que Caen, he de escuchar la petición de un juguete? Deberías estar agradecida con que no te haya vuelto polvo cuando me aburrí de ti."
Aún sin atreverse a levantar la mirada, Scion cayó de rodillas en un gesto de súplica, extendiendo sus brazos hacia delante, venerándolo, haciendo su mejor esfuerzo para que él la escuchara. "Sí lo estoy, mi Dios, estoy agradecida con la oportunidad que usted me dio de seguir con vida. Pero…"
"¿Pero?" Meteoro levantó una ceja mientras se inclinaba hacia delante en su Trono, intrigado por el atrevimiento de esta pequeña criatura.
"Quiero dejar su castillo, quiero viajar más allá del Valle de Sombras y conocer otras personas como yo. Quiero poder conversar con quienes escriben esas maravillosas canciones que oigo cuando me asomo por el balcón. Quiero saber como se siente el sol en mi piel y respirar el aroma de los pinos y hundir mis pies en el agua fresca de un manantial. Le agradezco que me haya dado la vida, pero ahora quiero más, quiero vivirla y sentirla y amarla…"
Meteoro se levantó de su trono y se acercó hacia esta pequeña pero demandante criatura. Con un gesto severo se detuvo junto a ella y la observó detenidamente, mientras ella cerraba los ojos esperando ser consumida por un mar de lava. Finalmente, Meteoro dejó escapar una sonora carcajada que retumbó en cada uno de los rincones de su enorme castillo. "Curiosa criatura, eres el ser más extravagante que mis manos hayan creado. Quieres vivir y pones tu vida en mis manos al hablarme con semejante falta de respeto. Quieres, quieres, quieres… ¿Cómo te atreves? Deberías estar besando el piso por el que camino, esculpiendo obras que hicieran brillar mis ojos, creando historias que me hicieran soñar. No has cumplido con ninguno de mis deseos y aún así te atreves a exigirme tu libertad."
Scion levantó su mirada y la sostuvo ante los ardientes ojos de Meteoro, rojos como la lava y fulgurantes como las estrellas. "Mi intensión no ha sido nunca faltarle el respeto. Usted me dio la vida y se lo agradezco. También estoy agradecida porque usted me ha dejado seguir viviendo. Pero cuando usted me bendijo con esta existencia, también me iluminó con el deseo de experimentar y aprender. Usted creó esta curiosidad que grita desde lo más profundo de mi ser. Usted es quien me ha impulsado para llegar a este momento y por eso vengo ante usted para que me permita vivir o me arrebate el aliento que nunca debí haber tenido." Nuevamente, la joven criatura bajó la cabeza y volvió a cerrar los ojos. Nada que dijera podría cambiar lo que ya estaba por suceder.
"Atrevida." Meteoro la estudió mientras ladeaba el rostro para poderla ver por todos sus ángulos. "Jamás un juguete me ha hablado de semejante manera. Mi talento para dar vida debe estar mejorando, porque realmente has logrado lo que ninguno de los otros pudo. Me has sorprendido." El Dios de las Rocas que Caen la tomó por los cabellos y la levantó como si no pesara nada hasta ponerla de pie. Su brusquedad no pasó desapercibida, pero ¿qué más se le podía pedir a quien siempre ha hecho su voluntad? "Si quieres tu libertad, la tendrás, pero serás mi emisaria, mi sacerdotisa y llevarás mi mensaje a las tierras que están más allá de las fronteras del Valle de Sombras y le enseñarás a otros a temerme, a desear mi bendición, a venerarme desde lo lejos porque no existe otro Dios en este mundo como Meteoro. ¿Me escuchas bien? Tu libertad tiene un precio, ¿estás dispuesta a pagarlo?"
Los enormes ojos azules de Scion brillaron con luz propia mientras sonreía quizás por primera vez. "¡Sí! ¡Estoy dispuesta!"span>
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domingo, 3 de agosto de 2008
Primeros bocetos de "Meteoro Owns the Universe"
Como dice el título, este es el primer rayado de acercamiento al web comic que se va a titular "Meteoro Owns the Universe" (lo voy a hacer en inglés y español para que todo mundo tenga acceso).
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Meteoro se supone que es un dios en un mundo de dioses. De caracter irreverente y ocasionalmente malhumorado. Si bien es el mismo personaje que sale en la serie de cuentos de "Scion la Heredera", esta aproximación al personaje va a ser humorística, así que es otra cosa por completo.
El personaje está apenas empezado a diseñar y está lejos de ser bocetos finales, pero lo quise guardar como una guía y referencia para las futuras mejoras. En la parte de abajo está la diosa de hielo cuyo nombre se me escapa en este momento. También es una primera aproximación, pero quise darle un aspecto un poco alien, con sus ojos negros con pupilas blancas y cejas extremadamente arquedas. Ahí veremos.
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