jueves, 30 de octubre de 2008

FELIZ DIA



Pásenla bien mientras puedan... jajajajajajaja.....

miércoles, 8 de octubre de 2008

Un dato curioso


Pikey

From Wikipedia, the free encyclopedia



Pikey is a pejorative slang term used primarily in England, originally referring to Travellers, sometimes mistakenly called "Gypsies". The Oxford English Dictionary traced its use in 1837 by Times, “referring to strangers harvesting in the Isle of Sheppey island”. Later that century it meant a "turnpike traveller" or vagabond. Recently, its use was associated with Irish Travellers and non-Roma Gypsies.[1][2] In the late 20th century, it came to be used to describe, with disdain, a class of people regardless of heritage or abode, who are “squalid, disreputable, vulgar”(OED), untrustworthy and thought of as being one of the lowest classes in society.[3]


Contemporary usage

Pikey's most common contemporary use is not as a term for the Gypsy ethnic group, but as a catch-all phrase to refer to people, of any ethnic group, who travel around with no fixed abode(home).

Pikey is also commonly used to describe someone living in a caravan (not necessarily a Romani) and a "half pikey" is someone who lives in a caravan but owns the land in which it is on.[citation needed]

Among English Romani Gypsies the term Pikey refers to a Traveller that is not Romani. In the book In the life of a Romany gypsy, published in 1973 and written by the respectable Romani author Manfri Frederick Wood, the term pikey is used by Romani Gypsies to refer to a member who has been cast out of the family. According to Manfri, if a member of the family is hot headed or a thief or a trouble maker or brings misfortune on the family, then a family council will be held and that member will be cast out of the family and will have to stay out of the way for ever more. They are regarded as never having even been a part of the family.[citation needed]

In the late 20th and early 21st centuries, the definition became even looser and is sometimes used to refer to a wide section of the (generally urban) underclass of the country, or merely a person of any social class who "lives on the cheap". This seems to be the meaning intended by Stephen Fry in an episode of QI, grouping together "hoodies, pikeys and chavs", and intimating that these people are of a sort who "go out on the town, beating people up and drinking Bacardi Breezers".

Negative English attitudes towards "pikeys" were a running joke in the 2000 Guy Ritchie film Snatch.

The American terms "trailer trash" and "white trash" are similar in the condescension and disdain with which they are used, though the stereotypes differ in some particulars.

A well known example of the word's use in popular culture is on the television show, The Catherine Tate Show, where Catherine Tate playing a cheeky schoolgirl named Lauren often uses phrases such as "Are you callin' me a pikey?" to suggest that others are 'disrespecting' her.

lunes, 29 de septiembre de 2008

HEARTS A MESS by Gotye

Aquí les dejo este maravilloso video, espero que lo disfruten... (bueno sí, ya sé que se supone que este foro es para cosas que hacemos nosotros, pero de vez en cuando es bueno echarle un ojo a las cosas buenas que se hacen por ahí!).

jueves, 18 de septiembre de 2008

HELLO PIKEY


Comienza la producción de artículos promocionales del Paranoikid!!!!
ESPERENLOS, son coleccionables!!! JAJAJAJAJAJA

martes, 16 de septiembre de 2008

lunes, 8 de septiembre de 2008

Unos trabajos míos...



Hola!!! Para seguir dándole continuidad al blog y mientras Pikey se decide a salir de nuevo, quiero compartir con ustedes un par de acrílicos que he hecho hace unos meses atrás... como aquí todo se vale, también quiero que vean las cosas que estoy pintando en casa en mis ratos libres.

Ojalá les guste, luego subo algunos otros (cuando al fin consiga una cámara para poder pasarlos a la compu) jeje.

Saludos!
D.

lunes, 25 de agosto de 2008

Los Puppys presentan a "Teto"


Hola, este es otro personaje, un poco más desarrollado, fue bautizado "Teto" mi gato. Voy a terminar de dibujar los otros y cuando esten listos, voy a hacer una pequeña historieta. Ya Meteoro me hizo el primer guión, así que espero tenerlos listo pronto.

PARANOIKID 002-2008

sábado, 23 de agosto de 2008

Cardio

I do work a good cardio every once in a while. Thats right. Specially when you are a woman and try to look "professional", for us is worse because it means that we get to wear uncomfortable clothes plus heels. Nice. That would be ok, if I had a car...but I don´t. So I have to run to the bus stop and sit in a bus, (only God knows who thought about them?, but for sure that person does not ride in them) Get to work on time, looking cute with perfect hair and make up. Yeah I do work a good cardio every once in a while. I run more than 3 blocks in heels at 4:30 in the morning to catch the bus. I always feel my heart beating hard against my skin, sweat comes and goes,plus making sure that there isn´t something in the shadows ready to eat me. Isn´t all that the definition of cardio?? Oh well, tough break. Living so close to the cementery is a very different experience than before. The spirits that live among the wind always go whenever I go, but the concentration of magic near the cementery its too much sometimes, it crawls along your spine giving you goosebumps all over the place. Damn it. And still people wonder why they can´t sleep right or the misterious sounds around the house.Never open the door at night. Never say: "Come in" if you dont know who´s at the door. There are always things that we can not explain, so why go near them??At the time of my cardio, is always silent,the earth shakes with the power that the obscurity brings. Banshees run around trying to find a catch, very beautiful, very dangerous. Nothing can be too perfect,right? I just hold on real close to my umbrella and many times to my pentagram as well. Yeah, I do work a good cardio every once in a while. Care to join me??

martes, 19 de agosto de 2008

Meteoro Dueño del Universo #001

Para agrandar, haga click en la imagen.

Otro niño que nace, espero que lo disfruten.

Para la versión en inglés, haga click AQUÍ.

lunes, 18 de agosto de 2008

PARANOIKID 001-2008





Bueno, sin mucho qué decir... espero sus comentarios!!! Tomen en cuenta que el chico acaba de "nacer" y aún está madurando...

miércoles, 13 de agosto de 2008

puppys


















Holaaaa!!!
Estos son mis primeros personajes, todavia no sé como los voy a llamar pero junto con Meteoro queremos hacer alguna especie de tira cómica, y aún no hemos definido que matiz van a tener, talvez algo macabros... jejeje. Ahí veremos que sale.

PARANOIKID



Hola tod@s!
Quiero presentarles este personaje que en un futuro estaré desarrollando en pequeñas entregas de dos o tres viñetas con las aventuras (o desventuras) que con el tiempo vayan surgiendo... Espero poder darle vida pronto en flash también.

martes, 12 de agosto de 2008

Scion la Heredera: 4 - Scion y las Sombras

Las enormes puertas del castillo se abrieron y una brisa tan fría que erizaba la piel, bañó el cuerpo de Scion que estaba apenas protegido con un delgado vestido de seda azul, celeste y blanco. El frío era tan profundo que quedaría marcado por siempre en la memoria de esta joven. Frío que venía en las ráfagas heladas que jamás habían visto la luz del sol y otro frío, aún más intenso, que venía desde su interior, alimentado con la incertidumbre de aquella vida que se estaba lanzando a un mundo que no conocía, sin nada que la protegiera, sin una voz que la guiara. Scion miró a su alrededor un poco molesta. "Si vas a seguir hablándome, al menos podrías decirme la dirección que debo tomar." Sí, estaba molesta. Quizás esperaba no escucharme más una vez que hubiera dejado el castillo o que al menos la ayudara. Para ella era difícil comprender que mi labor era narrar su historia en forma constante, imparable, imparcial… pero jamás, jamás intervenir en ella. "¿Qué camino debo tomar?", preguntó haciendo caso omiso de mis últimas palabras. Era evidente que Scion estaba nerviosa y asustada. Frente a ella se extendían infinitas planicies cubiertas de rocas inertes, bañadas por una muy suave llovizna producto de la humedad eterna; y sobre todo, una oscuridad impenetrable que, poco a poco, se acercaba a la ceguera. Scion le prestó más atención a mi voz, pero mis palabras no le traían consuelo alguno ni le ofrecían la ayuda que ella tanto necesitaba.

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Era tan complicado caminar en aquel valle oscuro cubierto de piedras, que una roca inestable cedió ante su peso y uno de sus pies sufrió una torcedura. "Ay…" Era la segunda vez que se caía en este día y decidió que el dolor no era su experiencia favorita. Con cuidado, masajeó su tobillo y cuando sintió que estaba en mejor forma, se quitó la otra zapatilla y decidió caminar descalza. Cuando Meteoro creó su vestuario y sus zapatos de zafiro, nunca pretendió que le sirvieran para moverse entre superficies tan irregulares. Tomó uno de sus zapatillas en cada mano y siguió caminando entre las piedras, algunas filosas, otras simplemente groseras contra la delicadeza de sus pies, pero al menos sentía que podía mantener el equilibrio, aunque el frío profundo subía por sus piernas y la ponía a temblar. Pero no se daría por vencido, no cuando finalmente estaba consiguiendo lo que tanto había deseado. Sin tener muy claro hacia donde se dirigía, empezaba a alejarse del castillo en una misma dirección. Tal vez lo hacía por instinto, tal vez por casualidad, pero lo cierto era que el castillo donde hasta ahora había vivido estaba en el centro del Valle de Sombras y cualquier camino que tomara en línea recta la llevaría a las afueras y, por consiguiente, a otros reinos donde se pudiera ver la luz del sol. Evidentemente Scion me había escuchado, porque una suave sonrisa se acababa de dibujar en su rostro mientras su mirada se cubría de luminosa esperanza.

Un nuevo tropiezo y esta vez cayó aparatosamente, lastimándose un brazo contra el filo de una roca, pero al menos alcanzó a protegerse la cabeza suavizando el golpe. Aún así, quedó mareada y rápidos destellos rodearon su mirada. Pestañeó varias veces pero la única luz que veía eran aquellos reflejos que venían desde el interior de su mente, la oscuridad absoluta se había apoderado de sus ojos y no los quería liberar. Se los restregó y aún nada. La ceguera sin duda puede atemorizar a cualquiera, más a un ser tan joven que de lo único que siempre había estado segura era de sus sentidos. "No. No. No. ¡No!" Miedo. Un profundo miedo era lo que sentía Scion en este momento en que se consumía en la oscuridad absoluta. "No, tengo que calmarme. Es por el golpe, ya va a pasar." Respiró hondo y se sentó en el suelo con los ojos cerrados, esperando que la luz de su mirada volviera al recuperar la cordura. Abrió los ojos y el negro absoluto que la rodeaba seguía ahí… pero era diferente…

Negro sobre negro sobre negro sobre negro. Capas de oscuridad ligeramente diferentes entre sí se sobreponían con vida propia; danzaban a su alrededor en un baile primitivo, ritual, delirante. Scion agitó un brazo y varias de estas capas se hicieron al lado mientras dejaban escapar un sonido gutural. "¡Están vivas!" Como pudo, Scion se levantó y trató de correr, pero más capas de sombras negras la rodearon, moviéndose en círculos alrededor de ella, rozándola ligeramente con su aire áspero y desagradable. Armándose de valor, Scion les habló. "Soy Scion, emisaria de Meteoro, Dios de las Rocas que Caen. Apártense de mi camino que estoy en una cruzada divina…" No pudo terminar su discurso porque un sonido metálico y áspero, ligeramente parecido a la risa, escapó de entre las sombras, mientras más capas de esta profunda oscuridad se acercaban y engrosaban aquel muro oscuro que no la dejaba escapar. "¿Es que no tienen temor de mi Dios?" En respuesta, una capa negra tapó su boca, cubriéndola con fría oscuridad y sofocando cualquier intento de fuga. Como pequeñas espinas, Scion sintió que las sombras se clavaba en su piel, que enfriaban su cuerpo desde el interior en un intento por arrebatarle la vida. Las fuerzas la comenzaban a abandonar, el aire que respiraba por la nariz se volvía denso como el agua y ya no llenaba sus pulmones como debía. Nuevas luces brotaron en su mente, en esta ocasión anunciando que la inconciencia estaba por llegar. En un movimiento desesperado, tomó una de las zapatillas de zafiro que estaba el suelo y la agitó contra las sombras, pero estos seres inmateriales no sintieron nada. Otro movimiento brusco y estrelló la zapatilla contra la otra que aún estaba en el suelo y provocó un ligero destello azulado que se convirtió en gritos de dolor de aquellas criaturas que salieron espantadas entre gemidos y maldiciones lanzadas en un idioma desconocido. Con los ojos bien abiertos, Scion vio como la ligera claridad de la noche eterna regresaba. Aún temerosa, tomó las dos zapatillas entre sus manos y las volvió a chocar provocando una nueva chispa color zafiro. Las sombras se había ido, llevándose consigo la tranquilidad de Scion. A como pudo, siguió su camino, preguntándose si aquellas criaturas la volverían a atacar. "¡No!", dijo con tono de reclamo, "no van a volver." En forma continua y pausada, empezó a golpear sus zapatillas. "Una chispa, dos chispas, tres chispas. No van a volver, no van a volver, no van a volver."

sábado, 9 de agosto de 2008

Tercer Boceto de "Meteoro Owns the Universe"


Por más que trato de hacer algo caricaturizado para que me tome menos tiempo cuando ya haga el webcomic en serio, siempre me terminan saliendo mejor la versión más realista... bueno, le estoy poniendo los ojos amangados para tener algo de estilización. Creo que voy a optar por esta línea después de todo. El próximo boceto va a ser Meteoro en su armadura, a ver cómo queda.

Segundo boceto de "Meteoro Owns the Universe"


Este es el segundo boceto de Meteoro. Quería hacerlo caricatura así que lo hice en una proporción de 1x4 (o sea, la cabeza cabe 4 veces en el cuerpo) pero se ve como un gnomo :-( En todo caso, el traje creo que está más cerca de lo que quiero. Usé referencias de internet, por supuesto, jeje. El escudo está mucho mejor también, ahora está más balanceado.

viernes, 8 de agosto de 2008

Scion la Heredera: 3 - Scion y su Creador

Una puerta puede ser grande, puede ser enorme, puede ser tan monumental que su altura se pierda entre las nubes y vaya tan lejos como las estrellas. Así era la majestuosa puerta que conducía al Salón del Trono desde donde Meteoro reinaba en su Valle de Sombras, donde no había un solo súbdito, ni siquiera una hierba que pudiera venerar su presencia. En un momento de sobrecogimiento, Scion se detuvo frente a la puerta y respiró hondo. Estaba a punto de encontrarse con su creador, el ser que le había dado vida, el único padre que podría conocer jamás. "¡Haz silencio! Me pones nerviosa," dijo Scion mirando hacia atrás esperando que yo la escuchara y siguiera sus indicaciones. Lo que ella no sabía es que si detenía el relato, debería esperar eternamente para que algo sucediera en su historia; así que preferí no obedecerla. En fin, armándose de valor, Scion empujó la puerta y esta se deslizó suavemente como si no pesara nada. Como si la estuviera esperando, Meteoro estaba sentado en una enorme piedra oscura y rojiza, que parecía haber sido moldeada con lava para conformar un trono digno de su poder.

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"¿A qué debo tu visita?" Preguntó Meteoro con una mirada irónica. "Te di carta blanca para recorrer el castillo a tu antojo, no deberías interrumpirme a menos que hubieras descubierto alguna manera de entretenerme."

Scion lo vio a los ojos y casi de inmediato bajó la mirada. Un hormigueo recorrió su espalda ante el temor que la abrumaba. Frente a ella estaba aquel dios, casi dos veces su tamaño, listo para juzgar si había valido la pena ser interrumpido. "Yo solo… yo solo quería hacer una petición."

Con marcado sarcasmo, Meteoro sonrió. "¿Y por qué yo, Meteoro, Dios de las Rocas que Caen, he de escuchar la petición de un juguete? Deberías estar agradecida con que no te haya vuelto polvo cuando me aburrí de ti."

Aún sin atreverse a levantar la mirada, Scion cayó de rodillas en un gesto de súplica, extendiendo sus brazos hacia delante, venerándolo, haciendo su mejor esfuerzo para que él la escuchara. "Sí lo estoy, mi Dios, estoy agradecida con la oportunidad que usted me dio de seguir con vida. Pero…"

"¿Pero?" Meteoro levantó una ceja mientras se inclinaba hacia delante en su Trono, intrigado por el atrevimiento de esta pequeña criatura.

"Quiero dejar su castillo, quiero viajar más allá del Valle de Sombras y conocer otras personas como yo. Quiero poder conversar con quienes escriben esas maravillosas canciones que oigo cuando me asomo por el balcón. Quiero saber como se siente el sol en mi piel y respirar el aroma de los pinos y hundir mis pies en el agua fresca de un manantial. Le agradezco que me haya dado la vida, pero ahora quiero más, quiero vivirla y sentirla y amarla…"

Meteoro se levantó de su trono y se acercó hacia esta pequeña pero demandante criatura. Con un gesto severo se detuvo junto a ella y la observó detenidamente, mientras ella cerraba los ojos esperando ser consumida por un mar de lava. Finalmente, Meteoro dejó escapar una sonora carcajada que retumbó en cada uno de los rincones de su enorme castillo. "Curiosa criatura, eres el ser más extravagante que mis manos hayan creado. Quieres vivir y pones tu vida en mis manos al hablarme con semejante falta de respeto. Quieres, quieres, quieres… ¿Cómo te atreves? Deberías estar besando el piso por el que camino, esculpiendo obras que hicieran brillar mis ojos, creando historias que me hicieran soñar. No has cumplido con ninguno de mis deseos y aún así te atreves a exigirme tu libertad."

Scion levantó su mirada y la sostuvo ante los ardientes ojos de Meteoro, rojos como la lava y fulgurantes como las estrellas. "Mi intensión no ha sido nunca faltarle el respeto. Usted me dio la vida y se lo agradezco. También estoy agradecida porque usted me ha dejado seguir viviendo. Pero cuando usted me bendijo con esta existencia, también me iluminó con el deseo de experimentar y aprender. Usted creó esta curiosidad que grita desde lo más profundo de mi ser. Usted es quien me ha impulsado para llegar a este momento y por eso vengo ante usted para que me permita vivir o me arrebate el aliento que nunca debí haber tenido." Nuevamente, la joven criatura bajó la cabeza y volvió a cerrar los ojos. Nada que dijera podría cambiar lo que ya estaba por suceder.

"Atrevida." Meteoro la estudió mientras ladeaba el rostro para poderla ver por todos sus ángulos. "Jamás un juguete me ha hablado de semejante manera. Mi talento para dar vida debe estar mejorando, porque realmente has logrado lo que ninguno de los otros pudo. Me has sorprendido." El Dios de las Rocas que Caen la tomó por los cabellos y la levantó como si no pesara nada hasta ponerla de pie. Su brusquedad no pasó desapercibida, pero ¿qué más se le podía pedir a quien siempre ha hecho su voluntad? "Si quieres tu libertad, la tendrás, pero serás mi emisaria, mi sacerdotisa y llevarás mi mensaje a las tierras que están más allá de las fronteras del Valle de Sombras y le enseñarás a otros a temerme, a desear mi bendición, a venerarme desde lo lejos porque no existe otro Dios en este mundo como Meteoro. ¿Me escuchas bien? Tu libertad tiene un precio, ¿estás dispuesta a pagarlo?"

Los enormes ojos azules de Scion brillaron con luz propia mientras sonreía quizás por primera vez. "¡Sí! ¡Estoy dispuesta!"span>

domingo, 3 de agosto de 2008

Primeros bocetos de "Meteoro Owns the Universe"


Como dice el título, este es el primer rayado de acercamiento al web comic que se va a titular "Meteoro Owns the Universe" (lo voy a hacer en inglés y español para que todo mundo tenga acceso).


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Meteoro se supone que es un dios en un mundo de dioses. De caracter irreverente y ocasionalmente malhumorado. Si bien es el mismo personaje que sale en la serie de cuentos de "Scion la Heredera", esta aproximación al personaje va a ser humorística, así que es otra cosa por completo.

El personaje está apenas empezado a diseñar y está lejos de ser bocetos finales, pero lo quise guardar como una guía y referencia para las futuras mejoras. En la parte de abajo está la diosa de hielo cuyo nombre se me escapa en este momento. También es una primera aproximación, pero quise darle un aspecto un poco alien, con sus ojos negros con pupilas blancas y cejas extremadamente arquedas. Ahí veremos.

jueves, 31 de julio de 2008

Transportados (Escena 3): El café se derramó

Alexa corrió hacia su auto esquivando los disturbios que se habían formado en la ciudad mientras compraba el café para el Dr. Palmer. Podía escuchar los gritos de alguna gente quejándose y pidiendo el perdón de Dios, otros maldiciendo entre llantos… Ya no le sorprendía ver a algunos destrozando las tiendas para robar comida. La seguridad parecía insuficiente ante tanta locura que se había desatado. Afortunadamente podía moverse un poco más rápido que ellos…

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¿Quién diablos dejó salir la noticia? -se preguntó. Se suponía que debíamos evitar ésto a toda costa…
Apenas tuvo tiempo de cerrar la ventanilla del auto cuando algo viscoso se estrelló contra el vidrio.
-¡Desgraciados!
Arrancó, pasó por encima de un poco de basura, dobló en la esquina y se dirigió al Instituto.
Ya tranquila, sacó la llave de la guantera y la insertó en el estéreo. Play. Tarareó un poco y luego cantó el coro de la canción que no por casualidad había sonado de primera entrada:

Oh no, not me
I never lost control
You’re face to face
With the man who sold the world


En medio de tanta carrera y debido al tremendo susto que había sentido en la calle, no se percató que el café de Erick se había derramado sobre el asiento, pero curiosamente no había sido absorbido por la tela si no que flotaba a escasos milímetros de ella, y habían comenzado a separarse la leche, el café y el azúcar, acusadoramente, como una muestra más de que ya no había remedio para esta locura que estaba sucediendo…

En el Instituto todo estaba muy silencioso. Caminó hacia el laboratorio con la bolsa de galletas y el vaso de capuccino a medio llenar, bajó las escaleras y como no le quedaban manos libres decidió llamar a la puerta con la punta del zapato. Fue entonces cuando notó el delicado resplandor púrpura que salía por debajo de la puerta. El Dr. Palmer abrió con una gran sonrisa y envuelto en esa extraña luz…

-¿Qué es ese olor tan raro, Erick?
-Es el aroma del vacío. -dijo Palmer, como si declamara un poema romántico.

Apartándose de la entrada dejo ver lo que estaba al fondo produciendo esa luz, ese olor…
Alexa no se pudo contener y comenzó a llorar. Erick tomó la bolsa de galletas y el vaso, las dejó sobre una mesa y la abrazó.

-¡Esto es sencillamente abrumador, Erick!. Nunca imaginé que pudiera llegar a ser tan hermoso.
-Alexa. Lo que vas a ver ahora nadie, absolutamente nadie lo debe saber. Ya hemos hecho demasiado daño y esto debe ser un secreto entre vos y yo…

Erick le mostró una pantalla que tenía minimizada en el computador y Alexa movió la cabeza como tratando de ordenarse la ideas.

-…¡pero Erick! El Codex…
-Olvídate de ellos, Alexa. Sólo olvídate de ellos y prométeme que esto nunca se va a saber, ni aquí ni allá. Nunca.

Transportados (Escena 2): Se acaba el mundo, ¿qué vas a hacer?

Sentado frente a su televisor, Jonás miraba a la pantalla sin pestañear. ¿Cuánto hacía que se había dado la gran noticia del fin del mundo? ¿Dos días? ¿Una semana? ¿Un mes? Daba lo mismo porque el caos se había apoderado de la ciudad. Robos, vandalismo, suicidios. Los cielos apenas empezaban a tomar un color violáceo y los vientos habían incrementado ligeramente; como si estuviéramos observando un atardecer perpetuo que invita a la tranquilidad y no a la autoaniquilación que se vivía en las calles. Las noticias no podían ser más dramáticas, la programación regular estaba interrumpida y los pocos canales que aún transmitían se habían enfocado en el Apocalipsis y el misterio de los Elegidos. Aquellos pocos hombres y mujeres que habían sido escogidos para salvarse y cuyas identidades se habían mantenido en secreto. ¿Cómo iban a sobrevivir? Nadie sabía. Después de todo el mundo se iba a acabar y no tendrían un lugar para vivir. “Desgraciados,” dijo Jonás con el aire entrecortado y una rabia que tenía su mandíbula trabada. Una ráfaga de balas pegó contra la pared externa de su casa, forzando a Jonás a lanzarse al suelo en caso que alguna bala perdida le volara los sesos. Si al menos le pegaran al televisor, tendría una preocupación menos, pero la suerte no estaba de su lado y no iba a encontrar un minuto de calma. No cuando ya había iniciado la cuenta regresiva para el final de sus días.


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Caminando a gatas por el piso de su apartamento, se dirigió a la cocina y agarró el cuchillo más grande que encontró. No iba a perder su vida sentado frente al televisor como un vegetal, se iba a llevar consigo a esas bestias que estaban afuera amenazando con robar su cordura, y si lo mataban, mucho mejor, así no tendría que seguir con esa absurda espera. Daba lo mismo terminar de una vez, era evidente que las cosas no iban a mejorar, así que mejor darle prisa a ese último aliento.

Estaba a punto de dejar su apartamento cuando sonó su celular. “Hubiera jurado que esta mierda ya estaba muerta.” Leyó el nombre en la pantalla. Era Adrián, su hermano.

—¿Qué quieres? —preguntó Jonás cortante.
—¿Jonás? Casi no te oigo.
—Estoy ocupado, dime ¿qué quieres?
—Jonás, no lo vas a creer. Soy uno de los Elegidos. ¡Me van a salvar!

Transportados (Escena 1): El Gran Vacío

El Dr. Palmer levantó sus anteojos y restregó un poco sus ojos cansados, para poder leer la alerta que desplegaba la pantalla del computador: finalmente la versión 7.0 de Metatrón había terminado su larga tarea de instalación y el Gran Vacío se había generado con éxtito. Después de diez meses de arduo trabajo, Metatrón había pasado por varias modificaciones y gracias a los avances en la intervención de programas de Código abierto y a las intervenciones del Comité del Éxodo (CODEX, como se hacían llamar entre ellos) la experiencia era un éxito. La única diferencia entre las versiones anteriores y ésta era el nivel de vibración del sonido. Un sencillo ajuste y todo fue perfecto: ahora podían comenzar a enviar los mapas sonoros que darían paso a la nueva materialidad y comenzar a dar forma al Gran Vacío.
Todos los archivos estaban perfectamente ordenados y clasificados por categorías y era él, Erick Palmer Marai, quien había sido designado para iniciar el proceso de establecimiento del material recopilado.


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-Alexa. ¿Puedes venir de inmadiato? Metatrón finalizó el proceso… tienes que ver esto, ¡es maravilloso! Avísale al resto del Codex y ven enseguida, quiero que seas la primera en disfrutar de este espectáculo.
-¡De inmediato doctor! Voy para allá y de camino envío la convocatoria…
-De paso… ¿podrías traerme un capuccino y unas galletas de avena? El de siemre, ya sabes…
-¡Erick! ¿Estás a punto de cambiar al mundo y piensas en café y galletas? ¡Eres como un niño!
-No soy un niño, sólo tengo hambre y estoy cansado… Además, aquí ya no queda nadie que pueda servirme ni un vaso con agua… ¿Me harías el favor o no?
-Sí, si… ya voy para allá…
-Date prisa, tenemos poco tiempo para contener el vacío…

La cola para el café no era muy larga pero la gente ya había comenzado a moverse un poco lento, como aletargados. Alexa aprovechó el retraso para mirar un rato al cielo, que ahora mostraba un extraño color violeta y era surcado constantemente por pequeñas ondas como las que se forman en un lago en calma al caer algún objeto que lo perturbe…
Allá va el tiempo, pensó Alexa con su cabeza echada hacia un lado. Sólo Dios sabe cómo vamos a salir de todo esto.

Gracias a los trajes que usaban para contener la presión que ejercía la compresión del universo, los miembros del Codex podían continuar con sus labores cotidianas a un ritmo normal. Era una especie de castigo mirar al mundo acabarse en cámara lenta. Era una locura tratar de salvar aunque fuera un poco de todo esto, pero había que intentarlo.

Transportados: Prólogo

El universo, tal y como lo conocemos, está a punto de colapsar. Un grupo de científicos, físicos, sociólogos, psicólogos y artistas renombrados han creado un puente virtual a un nuevo universo y han estado enviando todo lo necesario para la supervivencia de la futura raza que poblará este insólito espacio-tiempo.


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Nadie sobrevivirá el colapso y no todos podrán ser transportados, por eso se ha comenzado una exhaustiva y rápida búsqueda de los elementos más calificados para el viaje: animales de todas las especies y personas de todas las etnias serán elegidas para ser transportados a su nueva realidad, con el inconveniente de que no se sabe a ciencia cierta qué efectos tendrá el proceso sobre la materia viva ni qué alteraciones (si las hubiese) podrán sufrir los “Transportados”.

El tiempo es corto y las decisiones deben tomarse rápidamente… algunas veces sin comunicarle a las personas que esto les sucederá…

Conozca su historia…

martes, 29 de julio de 2008

Scion la Heredera: 2 - Scion y el Castillo

"Tac, tac, tac, tac." Los pasos de Scion hacían eco en los vacíos pasillos de aquel inmenso y oscuro monumento al ego de un dios infame. Sin sirvientes que rondaran el lugar, sin niños jugando y rompiendo reliquias, sin mascotas que al menos te miraran a los ojos para que les dieras de comer, sin nada que te hiciera compañía, sin nada alrededor, ese lugar era una inmensa nada en la que Scion había sentido que no podía avanzar. Los pasillos eran caprichosos, tal como el dios que los creó, y como si tuvieran vida propia cambiaban su forma cuando nadie los veía, creando rutas sin salida, formas imposible que desafiaban a la realidad y la gravedad, y se reducían a espacios que solo podían ser transitados por insectos… eso si existiese ese tipo de vida en aquel lugar donde solo se respiraba muerte. El castillo tenía innumerables años en su haber, y si hubiera desarrollado algún tipo de personalidad, sería la de un hombre profundamente arrogante que se resiste a servirle a otros, a menos que se tratara de Meteoro, su creador, por supuesto. En cierta forma, se podría decir que Scion y el castillo eran hijos de un mismo ser, pero ninguno de los dos admitiría que compartían un vínculo filial, menos aquel montón de rocas silenciosas que no le daban la bienvenida a nadie. Sería mentira si dijera que Scion y el castillo habían compartido palabra alguna, aún cuando habían estado juntos desde el nacimiento de esta niña sin madre. Dentro de su concepción de realidad, Scion no se imaginaba la verdadera naturaleza del castillo; y el castillo había optado por ignorarla, tomándola solo como un capricho temporal de su creador, un antojo pasajero que estaba por expirar. "Shhhh!", dijo Scion colocando su dedo índice frente a su boca como tratando de hacerme callar. "Me distraes con ideas sin sentido y necesito concentrarme para encontrar el camino correcto." Con su poco tiempo de vida, Scion estaba aprendiendo a ignorar ideas que le podrían ser de tanta ayuda. Esa era parte de la magia de la juventud, que era lo único que tenía.

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Lo cierto era que Scion recorría los pasillos en busca de Meteoro sin tener muy claro la ruta que debía seguir, pero con una idea fija en su mente. Debía hablar con él para definir su futuro. Había abrazado la idea de reinventarse y necesitaba llevar sus pensamientos a la acción, pero esos pasillos… esos pasillos interminables no ayudaban. Se detuvo frente a un gran precipicio que parecía no tener fin, sin ninguna desviación que le indicara por donde debía continuar. Se detuvo por un momento y miró hacia atrás; tendría que devolverse. "Este es un laberinto." Sí, lo es, pequeña. Scion suspiró. Las palabras de sus alucinaciones le servían de muy poco. Ella debía encontrar la habitación del trono y ¿cómo iba a llegar hasta allá cuando el camino seguía cambiando? Frustrada, dio media vuelta y siguió caminando en dirección contraria. Tarde o temprano debía encontrar la dirección correcta. Sumida en sus pensamientos, no se percató que una roca se elevó ligeramente a su paso y la hizo tropezar. Scion calló y se lastimó una rodilla, sintiendo por primera vez dolor físico. "¿Qué es esto?" Pasó su mano por la herida y vio gotas de un rojo profundo mojar sus manos. Es sangre, Scion, ya deberías conocerla, es el néctar de la vida. "Es viscosa…" La olió y la probó con una curiosidad definitivamente infantil y luego volvió a tocar su herida. "Duele." Molesta, vio la roca que se había levantado en el suelo, que volvía a colocarse al ras de las otras baldosas. "Fue a propósito. Este horrible castillo quiere hacerme daño." Tal vez, tal vez no. Todo es posible en estas tierras desprovistas de vida. Scion apretó la mandíbula con indignación; mis comentarios parecían enervarla a ratos, sobre todo en aquellos momentos que mis ideas eran demasiado ruidosas para ignorarlas.

"¡Déjame!," finalmente gritó mientras corría por el pasillo tratando de alejarse de mis divagaciones. No le tomaría demasiado tiempo para darse cuenta que no me lograría perder. Agotada, y aún sin encontrar el camino correcto hacia el trono de su creador, se dejó caer. La frustración creaba líneas y sombras sobre ese rostro que nunca había brillado con luz propia. Rendida, se tiró boca abajo sobre el piso, sin saber qué hacer. Posó su rostro sobre las frías baldosas y cerró los ojos. Tal vez una siesta le daría claridad a su mente, tal vez tendría una revelación entre sueños. Pero qué difícil era poder relajarse cuando las piedras bajo su rostro no dejaban de moverse… "¿El suelo se mueve?" Scion abrió sus enormes ojos azules y vio cómo las piedras bajo ella se estremecían ante su contacto. Precisamente donde estaba su mejilla, las baldosas temblaban, tímidas, nerviosas. Scion se retiró y el piso quedó inmóvil, colocó sus manos sobre la piedra y esta se volvió a estremecer. Se acercó a una de las paredes y posó su rostro contra la piedra, que envió nuevas vibraciones por todo el lugar. "¿Qué sucede? ¿Me oyes?" En esta ocasión, las palabras de Scion estuvieron dirigidas a las paredes y al piso, hablándole al castillo como si este fuera una persona; y como reacción, una agradable sensación de calor brotó de la piedra. Scion se sorprendió, hubiera jurado que incluso el color oscuro que la rodeaba había subido un tono hacia la claridad. Con un gesto delicado acarició una roca en la pared y sintió una textura totalmente diferente, suave, aterciopelada. "Nunca habías sentido la piel de una persona, ¿verdad?" Una brisa fresca y fragante la envolvió como respuesta. "¿Hace cuánto te crearon? ¿Te sientes solo?" La temperatura alrededor de Scion bajó y las paredes se humedecieron con una capa de rocío casi imperceptible. "Yo también me siento sola. Aunque nunca he sabido lo que es tener a alguien por compañía, pero he escuchado canciones… y sus letras son maravillosas…" Un aroma frutal inundó el lugar. "¿Te gustaría que trajera muchas personas para que te conocieran?" Pequeños granos de sal brillaron a lo largo de un nuevo pasillo que se conformaba ante sus ojos. En esta ocasión, sin trampas, sin oscuridad, en línea recta apuntando hacia una puerta que estaba marcada con el escudo de armas de Meteoro. "¡Gracias!" Scion sonrió, el castillo se había apiadado de ella. "Estoy en deuda contigo y vas a ver lo agradecida que puedo ser."

jueves, 17 de julio de 2008

Scion la Heredera: 1 - Scion y el Balcón

La brisa acarició sus pies descalzos mientras los balanceaba fuera de la orilla del balcón de aquel enorme y oscuro castillo. Sentada en actitud casi suicida, mirando hacia el horizonte con la mirada en fuga, una hermosa joven de largos cabellos negros, ojos profundamente azules y piel tan blanca como la luna movía sus pies hacia atrás y hacia delante, juguetona, atrevida, hacia atrás y hacia delante, insistente, incontenible, hacia atrás y hacia delante, casi autista. Sus labios apenas balbuceaban una canción antigua que alguna vez oyó sonar en las ráfagas que arrastraba el viento desde distantes ciudades. Al tratarse de una canción que evidentemente venía de una larga tradición, le hubiera gustado oírla de otras personas, haberla aprendido en el corazón de una de esas familias que heredan sus historias de padres a hijos, de madres a hijas, de un amante a otro. Pero eso era imposible para ella. ¿Verdad, Scion? Al percibir su nombre, ella ladeó su rostro esperando encontrar a alguien que acompañara esta voz. No vio nada; pero ya estaba acostumbrada. Siempre oía voces que provenían de ningún lado, del aire bajo el suelo, de la tierra en los aires, a veces les prestaba atención, a veces no. "Espíritus," ella pensaba, y seguía en su eterno e inhumano existir.

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En un deseo por absorber todo a su alrededor, respiró hondo y extendió sus brazos. Deseaba ser parte de ese aire que la rodeaba e impregnarse de su vitalidad, de su poder para viajar, de su independencia. Ondeando sus brazos, los movió con la melodía que sus labios seguían entonando, ya sin nada que la sostuviera a aquel balcón que amenazaba con lanzarla hacia el vacío y la oscuridad absoluta de aquellas tierras de la noche eterna, donde nunca brillaba el sol. "¿Nunca?" Para quién no conoce la luz, es muy difícil comprender que toda su vida había vivido en las sombras. Toda su vida, toda su corta vida. A alguien que nunca ha conocido la felicidad, es imposible explicarle que existe algo más que la monotonía. ¿No te parece, Scion? La hermosa joven levantó una vez más la vista y al no encontrar nada, dejó escapar una leve sonrisa con un suave dejo de ironía. "Me llamas Scion. Scion. Esa es la única ironía." En la Lengua Antigua, Scion significaba "Heredera", "Aspirante al Trono", "Hija del Amor." Sí, Scion tenía razón, esa era la verdadera ironía porque no había nada que ella pudiera heredar. No cuando no era hija de padre ni de madre, sino del suspiro de un dios eterno y caprichoso que la había creado en un fallido intento de librarse del aburrimiento. Sí, el sentido irónico de su nombre no se le había escapado. Su creador, el Dios de las Rocas que Caen; dueño absoluto de aquellas tierras devastadas donde la vida era una memoria tan lejana que ni siquiera las piedras la recordaban; Meteoro, lo más parecido a un padre que ella jamás tendría; su Dios, su creador, su padre, él podría tener muchos significados para ella; pero para él, Scion había sido el juguete del día de ayer y la novedad ya había pasado.

Con estos pensamientos dando vueltas en la mente de esta muñeca con aspiraciones humanas, Scion se levantó e inclinó la cabeza ligeramente sobre el vacío. ¿Te vas a lanzar, Scion? "Tal vez," respondió con una paz tan profunda que invitaba a abrazarla. Si apagas tu vida ahora, tu existencia habrá sido inútil. No habrás tocado el alma de ningún ser viviente, no sentirás compasión por un amigo en desgracia, no verás las lágrimas de un hombre que te ame tanto que no pueda dejar de llorar, no podrás ver hacia el horizonte y sonreírle al sol pensando que todos tus sacrificios valieron la pena. Tu vida habrá sido tan corta que nadie te recordará cuando mueras.

Sí, su vida había sido tan corta. Se podía medir en días y semanas, pero definitivamente no en meses. Su infancia había sido robada porque había sido creada como una joven mujer, no como una niña. Nunca jugó entre las piedras y se raspó al ir detrás de un insecto. Nunca fue objeto de una celebración al decir su primera palabra. Nunca fue sostenida entre los tiernos brazos de un adulto hasta que se durmiera. Para Meteoro, su dios creador, ella era un juguete con pensamiento propio que deambulaba por los fríos rincones de su castillo, buscando una razón de ser y cuestionándose poco, porque para preguntar hay que tener vivencias y ella no las tenía. "No, no he vivido." Y si te lanzas, nunca sabrás lo que la vida podría haber significado para ti. Podrías ser dichosa o podrías ser infeliz. Todo depende de ti. Esta vez Scion no respondió, solo miró hacia el precipicio delante suyo, sin miedo, sin una expresión en el rostro, solo un leve pestañear que parecía ser el último vestigio de vida que poblaba aquel cuerpo tan joven. "¿Dichosa o infeliz?" Como si le hablaran de colores a un ciego, Scion se detuvo un momento a pensar qué podrían significar esas ideas para ella. Sin ninguna experiencia que le sirviera de guía, simplemente no sabía cómo se podrían sentir. "¿Dichosa o infeliz? No sé…" Sí lo sabes. Has sido profundamente infeliz y por eso estás al borde de este precipicio pensando en lanzarte. Scion cerró sus ojos brevemente, dejándose envolver por la brisa fría de aquellas tierras muertas, y cuando los abrió, su mirada azul estaba ligeramente nublada con lluvia que parecía florecer desde su interior. "Sí, es cierto, soy infeliz en esta soledad y oscuridad que todo lo envuelve, en este castillo de piedra donde nada brilla, atrapada en la compañía de un dios tan altivo que ya olvidó mi existencia." ¿Y qué piensas hacer? "Todavía puedo saltar." Es cierto. "También podría seguir viviendo así." Sí. "O podría cambiar…" Antes que su rostro se humedeciera, Scion llevó las largas mangas de seda a su rostro y limpió sus ojos de las primeras lágrimas que habían brotado de sus ojos. Cómo un recién nacido, el llanto había sido la señal de su verdadero nacimiento. Ahora solo le quedaba seguir viviendo.